En los recientes espectáculos multitudinarios de cantantes, música rock y deportivos los aglomeramientos que llenan los estadios de fútbol en sus inmediaciones se asiste frecuentemente a diversos atropellos callejeros por mafias organizadas urbanas que son inevitables ya que toman por incauto al conductor que llega para estacionar su vehículo y le ofrecen el servicio de cuidar su coche, que en la jerga popular son los llamados "trapitos".
Al estar abarrotados los estacionamientos legales en las inmediaciones, los automovilistas que asisten al show espectáculo y buscan estacionar en la vía pública para encontrar un lugar cercano, son víctimas de aquellos que son plaga y actúan a la vista de la policía ofreciéndose diciendo, ...le cuido el coche ...Sr?.
Al acceder a veces a la petición le exigen el pago de $10 a 15 por vehículo según el lugar por llegar a última hora al generalmente estar encima del comienzo del show, el apriete es mayor y para quiénes se niegan a ése canon son amenazados y compelidos a retirarse del espacio a ocupar.
Los que confían y se quedan al regresar comprueban que nadie está cuidando ya que los cuidacoches presuntos saben que están infrigiendo la disposición del Código Contravencional de la Ciudad, sin embargo ni la policía o la Guardia Urbana controla su presencia y hace cumplir la normativa vigente.
Años atrás cuándo se creó la ciudad Autónoma, las autoridades o candidatos disponían reglamentar esa labor mediante vendedores de tarjetas de estacionamiento para fundaciones, entidades públicas y organizaciones no gubernamentales y tenían a su cargo controlar el estacionamiento con personal libre de antecedentes penales, identificados con chaleco de color especial y facultados cobrar una contribución voluntaria. Como tantas otras iniciativas que comienzan con campaña política tienen efímera aplicación y trás algunos arreglos políticos reaparecieron los cuidadores clandestinos al amparo de solapados amigos como funcionarios ascendidos que les facilitan su actuación a su sombra sin interferencias.
Así otras autoridades hacen vista gorda a la contravención por algún "acomodo" conseguido, dicen los cuidacoches que hasta con alguna amenaza se convierten en dueños del custodiado lugar de forma ilegal y llano delito.
Así la desidia, conveniencia o indiferencia hacen la despreocupación por cumplir las normas para empeorar la calidad de vida de la ciudad y de su gente. La solución no salta a la vista si no fuesen arbitradas la aplicación de normas que son las de siempre si no fueran que los mismos personajes están tolerando tantas otras cosas con más graves irregularidades.
e1000
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