La política energética sobre biocombustibles en la UE está plagada de desacuerdos con respecto a las poderosas empresas en la industria que disputan el uso del carbón para su uso y dependencia al gas ruso.
La UE sostiene que los biocombustibles como el etanol, biodiesel de colza y otros tienen grandes inconvenientes por su costo diferenciado de precios en los mercados.
Próximamente en la cumbre de Alemania se planteará un acuerdo de obligatoriedad para que el 10% del consumo se acepte hasta el 2020 en usar biocombustibles.
El problema actual de usar combustibles alternativos renovables es su mayor costo ya que son más difíciles de vender a pesar de tener subsidio agropecuario y es 0,3 euros más (U$S 0,39) por litro, para el diésel de colza en Londres.
En UK se multarían las firmas con 15 peniques por litro si no se alcanzan a cubrir el nivel de consumo requerido, pero a veces les resulta más económico a las empresas pagar la multa que preocuparse de la ecología verde.
La UE impone un arancel al etanol brasileño y para el biodísel de colza que favorece al importado barato hecho con aceite de palma por dejar menos residuo ambiental. Pero las prácticas agrícolas destructivas de los países exportadores de productos más económicos causan más daño al medio ambiente que quemar petróleo o gas tan controvertido, dicen los industriales.
La nueva estrella en la agenda internacional se mueve hacia los combustibles ecológicos en desarrollo limpio del programa MDL propiciado por el Japón para su industrialización de los combustibles a partir de los vegetales.
Hay mucho por discutir todavía hasta donde el calentamiento de la Tierra será la causa para sustituir al petróleo como energía para las industrias que la consumen, habiendo tanta existencia de reserva por explotar. Pero se han llegado a discutir razones estratégicas por causa de su precio y razones políticas por su creciente demanda que tiene liderazgo el empresariado norteamericano que quiere independizarse del Medio Oriente y Venezuela.
En EE.UU en su último mensaje de Bush, alienta con fuerza la política de sustitución del petróleo con subsidios, préstamos e investigaciones para promover otras alternativas renovables de biocombustibles.
Con el apoyo del Congreso demócrata que multiplica las propuestas de la energía alternativa para el libre comercio, está también orientada hacia América latina en especial hacia los países de la región de Brasil y Argentina por tener excelentes condiciones de producción y exportar éste nuevo tipo de energía.
Éstas energías alternativas están basadas en producir etanol de la caña de azúcar y maíz como buena fuente de recurso para éstos países que podrían satisfacer la demanda creciente a escala mundial más limpio y protegiendo al planeta.
En el siglo XXI, Argentina viene desarrollando un gran potencial en la producción de granos en su agricultura con el trigo, maíz y soja. Por su parte Brasil tiene desarrollada una campaña consumista del Proalcohol estando dentro de éstas nuevas perspectivas que viene usando desde hace años y ahora estarían más cerca de un acuerdo entre Washington y Brasilia. De ahí que Brasil lleva una ventaja mayor que otros países para la generación de éstos combustibles alternativos.
El gobierno argentino tiene especial interés en adelantar el camino hacia posiciones negociadoras que inviten a desarrollar éstas alternativas ecológicas para negocios comerciales.
Así la visita de Bush a Brasil servirá para acercar un acuerdo con Lula con la visión futura que significa para la diplomacia inteligente del gobierno de Kirchner posibilitando atender los intereses del país y estimular su producción agrícola en su campaña que tendrá obtenido altas cifras históricas por ser el país que mejor puede desarrollar los biocombustibles alternativos para el mundo.
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