lunes, 15 de abril de 2013

Explicaciones cientificas; existió la estrella de Belén...?


La estrella de Belén se la conoce generalmente junto a los Reyes Magos que la siguieron para llegar al pesebre del niño Jesús y que se recuerda en las postales navideñas.
La pregunta que habría que responder es, si existió la estrella de Belén ó ¿qué fue exactamente lo que vieron Melchor, Gaspar y Baltasar? ¿Fue realmente una estrella? ¿O quizá un cometa, una supernova, un meteorito o, incluso, una simple conjunción de planetas?  .
La estrella que guió a los Reyes Magos de Oriente hasta el mismísimo portal de Belén, donde el niño Jesús acababa de nacer.
La Ciencia ha intentado dar explicación al fenómeno y comprobar, dentro de lo posible, su veracidad y su existencia. 
Éstos son los resultados.
Para averiguar cuál fue el tipo de fenómeno astronómico observado por los Reyes Magos, el primer paso es establecer las fechas con la máxima precisión posible.
En éste punto la Biblia no ayuda mucho, ya que no dice nada sobre el día exacto del nacimiento de Jesús, aunque sí relaciona el hecho con acontecimientos y personajes históricos, como por ejemplo el reinado de Herodes.
Los historiadores en cambio coinciden que el Rey de Judea debió morir en algún momento entre los años 4 y 1 antes de Cristo y los Reyes Magos le visitaron poco antes de su muerte, por lo que su viaje (y la aparición de la estrella que los guió), tuvo por fuerza que producirse antes de ésas fechas.
Por otra parte, existen serias dudas de que el nacimiento de Jesús se produjera un 25
de diciembre. En la Biblia, San Lucas habla de la actividad de los pastores de la zona en los días del nacimiento, cuidando a sus rebaños y a los corderos recién nacidos durante la noche, algo que sucede en primavera, y no en pleno invierno. Además, el 25 de diciembre es precisamente la fecha en que los romanos que dominaban la región en aquél tiempo, celebraban sus "Saturnales", una de sus festividades más importantes y se adornaban calles y casas y se intercambiaban regalos.
No es casualidad que para evitar ser perseguidos, los primeros cristianos eligieran precisamente ésa fecha para celebrar el nacimiento de Jesucristo, más tarde en el siglo IV, cuándo el Emperador Constantino adoptó oficialmente el Cristianismo, el 25 de diciembre se conservó como el día de la Navidad.
Pero volvamos a la cuestión del año. 
Hoy en día los historiadores están de acuerdo en que el nacimiento de Jesús no se produjo hace 2011 años ya que la cronología que utilizamos, que divide los años en AC (Antes de Cristo) y DC (Después de Cristo) fue concebida por el monje romano Dionisio el Exiguo en el 523 DC y contiene, dos errores significativos. El primero es colocar el año 1 DC inmediatamente después del año 1 AC, sin pasar por el cero, un número esencial en las matemáticas actuales y que, de hecho, resta un año a cualquier fecha que queramos considerar.
Y el segundo es que Dionisio dió por buena la declaración de Clemente de Alejandría de que Jesús nació en el año 28 del reinado del emperador Cesar Augusto, sin tener en cuenta que durante los primeros años de su mandato se lo conoció por su nombre original Octaviano, hasta que el Senado lo proclamó como "Augusto" cuatro años después. Cuándo se descubrió el error, la cronología que aún hoy utilizamos estaba demasiado implantada como para cambiarla y corregir los cuatro años de desfase.
Resumiendo, que teniendo en cuenta éstos errores, el nacimiento de Jesús debió de producirse en primavera, y entre los años 7 y 2 AC. por lo que ése es el marco temporal que los astrónomos deben investigar para comprobar si se produjo en el cielo algún acontecimiento capaz de llamar tan poderosamente la atención a los Reyes Magos de Oriente.
Desde un punto de vista puramente astronómico, existen cuatro posibilidades para explicar la estrella de Belén.
La primera es que se tratara de un meteorito, pero es muy poco probable debido al hecho de que los meteoritos, que se convierten en una bola de fuego al entrar en la atmósfera, apenas si duran unos segundos antes de desaparecer, y la estrella de Belén brilló durante semanas enteras.
La segunda posibilidad es que fuera un cometa, objetos que ésta vez sí, pueden brillar en el cielo incluso durante meses. Sin embargo, el más espectacular de todos los cometas conocidos, el Halley, cuya órbita lo acerca a la Tierra cada 76 años y fue visto por última vez en 1986, también fue visible en Judea durante los meses de agosto y septiembre del año 11 DC, lo que no coincide con las fechas del nacimiento de Jesús.
Por supuesto, que pudo tratarse de otro cometa, uno que pasó entonces y que por el momento no ha regresado, pero eso es algo de lo que nunca podremos estar seguros.
Además, en la antiguedad los cometas eran vistos como señales que anunciaban muerte y destrucción, y no como heraldos del nacimiento de un rey o de un Dios.
Los romanos marcaron la muerte del general Agrippa usando la aparición del Halley en el 11 DC.
Otra posible explicación, la tercera, es que lo que vieron los Magos fue la muerte violenta de una estrella, y eso nos lleva a dos posibilidades diferentes: una nova o una supernova
En el primer caso, es la forma de (una explosión termonuclear) que una estrella se libera de golpe de una excesiva acumulación de hidrógeno en su superficie, y es muy espectacular, si la estrella está cerca y su aparición tiene lugar de forma impredecible y en cualquier momento.
Las más brillantes aparecen de repente, sin previo aviso como una nueva y espectacular luz en el cielo, y con brillo trás algunos días o incluso semanas que se va atenuando hasta desaparecer por completo. Se produce así una nova visible desde nuestro planeta una vez cada veinte años (la última fue en el año 1975), por lo que nada impide que fuera éste, y no otro, el fenómeno visto en Judea por los tres Magos de Oriente.
Mucho más espectacular, aunque menos frecuente de ver es una supernova, en su explosión catastrófica de toda una estrella que llega a su final y cuyo brillo eclipsa incluso a toda la galaxia que la contiene.
En el momento de la explosion, una supernova puede ser vista incluso a plena luz del día, y su brillo más intenso puede durar meses antes de empezar a decrecer.
Durante los últimos mil años, la Humanidad ha sido testigo de cuatro explosiones de supernovas, en los años 1006, 1054, 1572 y 1604.
En todos los casos, la prensa de cada época se refirieron profusamente al fenómeno. Los chinos, por ejemplo, refieren que la supernova del año 1054 fue visible durante dos meses incluso a plena luz del día.
Lo que no existe de la época del nacimiento de Jesús es ninguna referencia definitiva sobre la súbita aparición de una luz especialmente intensa en el cielo y si sucedió, nadie en ninguna cultura documentó el hecho, lo cuál parece indicar que debemos buscar la solución en alguna otra parte. 
Algunos textos chinos hablan de una posible nova en la primavera del año 5 DC, pero se refieren a ella como a un fenómeno de poca importancia y de escasa, o ninguna, espectacularidad.
La última (es quizá la más probable) explicación que la posibilidad de que los tres Magos fueran testigos de una conjunción planetaria especialmente brillante, tanto como para hacerles creer que se trataba de una nueva estrella. Pero, ¿hubo alguna conjunción planetaria de éste tipo entre los años 7 y 2 AC?
La respuesta es que sí, y los astrónomos determinaron que en ése intervalo temporal, se produjeron varios fenómenos planetarios que podrían haber sido interpretados como la estrella de Belén.
El primero de ellos fue en el año 6 AC, se produjo entre los planetas Marte, Júpiter y Saturno y sucedió en la constelación de Piscis. Los tres mundos formaron una brillante figura geométrica en el cielo que debió de ser de gran belleza y capaz de llamar la atención de cualquiera. 
Otra posibilidad es la "triple conjunción" de Júpiter y Saturno entre los meses de mayo y diciembre del año 7 AC. Los "pasos" de Júpiter sobre Saturno se produjeron el 29 de mayo, el 30 de septiembre y el 5 de diciembre de ése año.
No cabe duda de que todos éstos eventos fueron perfectamente visibles, ya que sucedieron en la cara nocturna de la Tierra.
Los dos planetas, además brillaron el uno muy cerca del otro durante ocho largos meses, el tiempo que se estima necesario para que los Reyes Magos cubrieran los cercanos mil km. de distancia entre Babilonia y Judea.
Sin embargo, la que seguramente fue la más brillante de las conjunciones planetarias de ésa época fue la que se produjo entre Venus y Júpiter en la constelación de Leo el 12 de agosto del año 3 AC.
Los dos planetas brillaron ese día extraordinariamente cerca el uno del otro, y cuándo Venus se retiró, Júpiter permaneció junto a Leo por lo menos durante diez meses más, sumando su brillo al de la estrella.
Si el encuentro de los tres Reyes Magos con Herodes se produjo durante la primavera del 2 AC, las fechas encajarían a la perfección. De hecho, trás su primer encuentro y después de que Júpiter y Leo siguieran brillando juntos en el cielo, Venus regresó a la zona y se alineó con Júpiter en junio del 2 AC. El día 17 de ése mes los brillos de los dos planetas fueron tan intensos que llegaron a confundirse.
Los dos planetas bajaron juntos lentamente hacia el horizonte a medida que sus brillos se iban confundiendo. Hacia las ocho y media de la tarde, hora local de Jerusalén, prácticamente se habían fundido en un único y luminoso astro.
En un tiempo que no había instrumentos de observación, ni gafas de sol, es muy probable que los observadores no fueran capaces de distinguir los dos objetos individuales y que solo percibieran un único y brillante destello sobre los cielos de Judea.
La National Aeronautics and Space Administration (NASA) estadounidense ha recreado la imagen de la primera supernova documentada, observada por astrónomos chinos hace casi dos mil años.

La NASA ha combinado datos de cuatro telescopios espaciales diferentes para crear una vista en onda multilongitudinal de la supernova conocida como RCW 86, la más antigua que consta en los registros de astronomía. 
Los astrónomos chinos fueron testigos del evento que se produjo en el año 185, cuando descubrieron una estrella muy luminosa que permaneció en el cielo durante ocho meses.
Las imágenes de rayos X del observatorio XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea y del Observatorio de rayos-X de la NASA Chandra se combinan para formar los colores azul y verde en la imagen, que muestran que el gas interestelar se ha calentado a millones de grados por la onda expansiva de la supernova.
Los datos infrarrojos del Telescopio Espacial Spitzer de NASA y de la sonda WISE (Wide-field Infrared Survey Explorer), que se ven en amarillo y rojo, revelan el polvo que irradia a una temperatura a varios cientos de grados bajo cero, cálido en comparación con el polvo cósmico habitual en la Vía Láctea, indicó la agencia espacial.
Mediante el estudio de los rayos X y los datos infrarrojos, los astrónomos han sido capaces de determinar que la causa de aquella misteriosa explosión en el cielo fue una supernova de tipo Ia, que se producen después de la violenta explosión de una enana blanca, una estrella que ha completado su ciclo de vida y muere.
La supernova RCW 86 está de aproximadamente a 8.000 años luz de distancia y tiene unos 85 años luz de diámetro, que ocupa una región del cielo en la constelación austral de Circinus, según indica la NASA 
¿Fue ésto lo que vieron los Reyes Magos? Para la Ciencia es difícil asegurarlo, pero lo único cierto es que ésas alineaciones se produjeron, y que fueron claramente visibles en una época que coincide con la del relato bíblico, y más allá de eso, no existen otras certezas absolutas.
 Cada uno es libre, de sacar sus propias conclusiones.

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