El impacto de asteroides contra la Tierra es habitual y casi todos los días numerosas rocas golpean contra el planeta. Sucede que por su tamaño demasiado pequeños, la mayoría no genera la menor conmoción y se desintegran por efecto de la atmósfera. Sin embargo, otros asteroides más grandes sí, preocupan a la NASA.
Los investigadores calculan que el 12 de octubre de 2017 la órbita de éste asteroide lo llevaría a pasar muy cerca de la Tierra y no tendría consecuencias devastadoras, como las del meteorito que cayó sobre
Chelyabinsk en 2013, Rusia, al sur de los Urales. Se calcula que la roca pesaba 10 toneladas y medía 17 metros de diámetro. Al momento de la explosión, el meteorito de Cheliábinsk liberó 500 kilotones de energía, 30 veces más que la bomba atómica de Hiroshima.
El suelo de la ciudad y sus alrededores fue regado con entre 4000 y 6000 kg de fragmentos del bólido. Incluso se halló un trozo de 650kg en el lago Cherbakul. Antes de entrar en la atmósfera, el meteorito no había sido detectado por ninguna estación espacial.
El calor resultante de la fricción del objeto con el aire produjo una luz cegadora, y el impacto sonoro fue tan fuerte que sus ondas llegaron a registrarse a más de 15000 km de Rusia y seis ciudades de la región fueron afectadas con derrumbes por la explosión.
Actualmente existen 1.572 asteroides registrados como potencialmente peligrosos (PHA), aunque ninguno está en curso certero de colisión con nuestro planeta.
Éste 1° de septiembre, las inmediaciones planetarias serán visitadas por el asteroide más grande de los últimos 20 años, que se aproximará como nunca antes a la Tierra. Se trata del denominado asteroide
Florence, que tiene un tamaño de 4.4 kilómetros y pasará a 7 millones de kilómetros de distancia.
El asteroide fue descubierto por Schelte Bus, del observatorio Siding Spring de Australia, en marzo de 1981 y fue bautizado Florence en honor a la británica Florence Nightingale, enfermera, escritora y estadista, madre fundadora de la enfermería profesional moderna y precursora del primer modelo conceptual de enfermería.
Los asteroides que son demasiado grandes y difíciles para desintegrarse por fricción con la atmósfera, llegado el caso en una coalision, podrían ocasionar daños severos en la Tierra.
"Sería la primera misión de la NASA para demostrar lo que se conoce como la técnica de impacto cinético para defenderse de un potencial futuro impacto cinético de un asteroide", la técnica consiste en golpear al asteroide para desviarlo de su camino y con ello modificar su órbita, que alcanzaría una velocidad increíble de 21.600 kilómetros por hora.
La técnica de impacto cinético funciona cambiando la velocidad de un amenazante asteroide por una pequeña fracción de su velocidad total, pero haciéndolo mucho antes del impacto previsto, de manera que éste pequeño empujón provee tiempo extra para un gran cambio en la trayectoria del asteroide para alejarlo de la Tierra.
De tener éxito éste proyecto serviría para proteger a nuestro planeta de un futuro impacto de un asteroide, si no se consigue desintegrarlo con rayo lasér previamente.
El nuevo proyecto que se desarrolla consiste en enviar una flota de 50 minúsculas naves espaciales, que sobrevolarán 300 asteroides para entender cómo se comportan.
Los nanosatélites estarán impulsados por innovadoras velas solares-eléctricas, que tomarán fotografías y recopilarán información sobre su composición.
Éstas velas eléctricas aprovechan el viento solar, y una corriente de partículas eléctricamente cargadas emitidas por la estrella, permitirá generar la propulsión eficiente sin necesidad de un propulsor.
Las diminutas naves se dirigirán a sus asteroides en un rango de alrededor de 1000 km y usarán luz infrarroja para determinar la composición mineral del asteroide, en una tarea que durará tres años.
La NASA ya envió al espacio los primeros prototipos de
Sprite, con el objetivo de perfeccionarlos antes de su lanzamiento hacia "Próxima Centauri", el planeta habitable más cercano.
En 2016, el científico Stephen Hawking y Yuri Milner, el millonario y mecenas científico ruso, presentaron un original proyecto para alcanzar "Alfa Centauri", el sistema de tres estrellas del que forma parte Próxima. En vez de enviar una nave, plantearon hacerlo con una sonda espacial que llegaría en apenas 20 años con el fin de realizar las primeras imágenes del exoplaneta.
Hace pocas semanas, los primero prototipos, llamados
Sprites, pasaron su primera prueba en el espacio.
Éstos chips cuadrados, de apenas 3,5 centímetros de lado y unos cuatro gramos de peso, son el primer paso hacia la miniaturización de sondas y satélites, y según los especialistas su desarrollo es esencial para abordar misiones imposibles, además los Sprites están conformados por un pequeño panel solar, una antena, una radio, un giroscopio y un magnetómetro, y hasta el momento todos funcionaron bien y pudieron comunicarse con la Tierra. Las naves "microscópicas" continuarán su periplo por dos años más.
Éste exoplaneta habitable es hasta ahora el más cercano a la Tierra y por sus características, su paisaje rocoso y una temperatura de 4°C, lo cuál indicaría la presencia de agua, la convierten en el primer gran candidato para una mudanza interplanetaria en la historia de la humanidad.