"Petróleo Sangriento" y las ambiciones que matan

Dirección y guión: Paul Thomas Anderson
Elenco: Daniel Day-Lewis, Paul Dano, Ciarán Hinds, Dillon Freasier y Kevin J.O´Connor y otros.
Fotografía: Robert Elswit
Música: Jonny Greenwood
Diseño de Producción: Jack Fisk
Edición: Dylan Tichenor
Presentada por Disney, EE.UU 2007, Duración 159 minutos

El film basado en la novela "Petróleo" de Upton Sinclair escrita en 1928 detalla los inicios de la dura lucha de la industria petrolera en 1898 durante sus dos décadas posteriores con sus luchas sindicalistas intensas y frustrados sueños pero ante todo su director Anderson (Magnolia,Embriagado de amor) se despoja de lo literario para hacer una descripción entre lo apasionante y aterrador como la contracara del sueño americno entre la codicia, el odio, la violencia y el capitalismo salvaje, la venganza y falsos dogmas religiosos sobre lo que se construyó el gran imperialismo norteamericano.
Paul Thomas Anderson de 38 años tiene el talento suficiente para describir desmistificando durante 3 horas de duración la épica trayectoria de Daniel Plainview, un texano hosco que comenzó buscando extraer plata en pozos de piedra por su ambición obsesiva de hacerse rico hasta encontrar fortuitamente el oro negro que lo convertirá en magnate, su ambición despiadadada lo llevará a arrendar otras tierras que supone tenga petróleo para extraer.Para ello persuade, miente y traiciona para conseguir riqueza y poder en la naciente industria petrolera sin retaceos.
Su desmesurada ambición lo hace incensible a tal punto de abandonar un niño que queda sordo por una explosión que presenta como su hijo que no es, solo para consguir concretar negocios en ese crudo relato social que los pioneros marcaron aquella epopeya de conquista económica con enfrentamientos con otros terratenientes que poseían tierras para vender hasta de escaso valor petrolífero.
Anderson apoyado por un eficiente equipo técnico construye su film a base de planos secuencia que con bajo costo de producción logra realizar un film superproducido con una excelente fotografía de Elswit de los paisajes desolados texanos, fuertes acordes sonoros marcados por Greewood y una actuación de Daniel Day-Lewis, le pone brillo y destaque con ductibilidad a la intensidad del relato en una labor multifacética con el suficiente mérito que por ello pueda conseguir llevarse una estatuilla del Oscar en sus manos.
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