lunes, 5 de marzo de 2007

CASAMIENTO de HOY: por el tiempo que dure el amor.

Cada vez más los casos de inmadurez afectiva y la incapacidad de asumir compromisos responsables impulsan a la pareja a disolver su matrimonio pidiendo la anulación del mismo.
El caso de Agustìn de 29 años y Maria de 22 se casaron con toda la ilusión después de tres años de noviazgo con el "sí" emocionado frente al sacerdote en el altar.
Cuatro años después, otro sacerdote comunicó que la Iglesia los declaraba que ése consentimiento quedaba nulo.
El motivo fué que Agustín se casó por el "tiempo que duró el amor", excluyendo la indisolubilidad, una condición del vínculo católico.
El juicio de nulidad matrimonial de María y Agustín es uno de los 1976 casos que se tramitan en el país desde 1988 cuando fué creado el Tribunal Eclesiástico Nacional y desde entonces éstos pedidos están aumentando semalmente.
Durante los últimos ocho años éstas cifras están en aumento con respecto a los expedientes que se iniciaron hace dos décadas atrás, de 79 a 180 causas en el 2006 que suelen obtener sentencia favorable el 87 % de los pedidos, lo informó el presidente del Tribunal monseñor José Alarcón.
Las causas que afirma el Tribunal son síntomas de la vida actual por la inmadurez afectiva en la pareja, el egoísmo, el individualismo y narcisimo que tiene la pareja por la falta de incomprensión para asumir responsabilidades a largo tiempo.
Entre las afirmaciones esgrimidas se dicen; "Me caso pero no quiero tener hijos", consiento el matrimonio hasta que dure el amor y me "reservo el derecho de mantener relaciones amorosas con otras personas".
La Iglesia entiende que frente a éstas decisiones tomadas antes de casarse, el matrimonio no existe como estructura legal por ser viciado por consentimiento previo al no aceptar tener hijos como primordial razón de la constitución de la familia, por lo cuál la indisolubilidad y la fidelidad contradicen su verdadero y esencial sentido matrimonial.
La razón de la inmadurez proviene de conflictos sin resolver en la vida por no tener capacidad de solucionarlos por causa de impericia.
Otros casos tienen madurez en la relación pero no alcanza en lo afectivo por su intensa ocupación profesional que no deja espacio de tiempo en aceptarse mutuamente, balanceando sus deberes y derechos dentro del matimonio y acceden a la nulidad por incomprensión o como sintonía de cansancio o algún trastorno de personalidad de algunos de ellos que se pone de manifiesto por la incomprensión del otro. Es el común de los casos de nulidad en el corto tiempo aunque vengan de noviazgos largos.
Las parejas que vivieron la experiencia de nulidad matrimonial coinciden que es doloroso y deprimente y aún peor que el divorcio por no saberse responder a preguntas a sí mismos de las causas durante su relación por inmadurez afectiva de los cónyuges.
En la sentencia previa de primera instancia, el Tribunal exige dos fallas condenatorias y si en la primera y segunda instancia difieren, el expediente es remitido a la Rota Romana para desempatar la tercera instancia.
Benedicto XVI llamó al Tribunal Romano a defender el matrimonio con más rigor y ser menos laxo en la hora de su anulación. El proceso de duración puede ser de uno a seis años según su causa o dificultades surgidas para encontrar testigos.
En los últimos años la Iglesia no exige a los abogados que sean licenciados en derecho canónico, basta con ser letrados ilustrados en el derecho canónico y autorizados por la Iglesia.
Son viciados los casos que se presentan para su nulidad, la mayoría por infidelidad reiterativa. También la inmadurez y la perversión del hombre por cansancio en la pareja que busca relaciones orgiásticas afuera que lo saquen de la rutina.
También el distanciamiento laboral al interior de uno de los cónyuges que tiene un hijo, el marido conoce otra mujer en el interior y convive con ella hasta que ésta lo presiona casarse con ella, el hombre lo hace con engaño hasta que al poco tiempo al confesar ser casado surge la separación. La simulación es otro vicio contraído en la pareja que tiene plazo corto inevitable para romper el vínculo matrimonial y en éste caso sin necesidad de mucho peritaje que sólo alcanza con algún testigo.
Si el matrimonio se basa en el amor, el divorcio es un buen negocio y todo dependerá del país en que se realice.
Para el caso de una pareja nacidos en distintos países y casados en un tercero con ingresos en ése país, el divorcio puede ser una bendición para los abogados y una pesadilla para los divorciantes.
Consecuencia de ésto es que las leyes de divorcio varían de acuerdo a cada país, sin considerar los estados islámicos donde lo prohiben, salvo para el marido engañado que lo obtiene inmediatamente sin costo.
En Inglaterra y algunos estados norteamericanos la división de bienes y obligaciones financieras es un sostén para toda la vida a diferencia de otros que cuentan sólo los "bienes gananciales", en Austria se vincula al dinero con la culpa, y en Japón la ruptura es rápida y económica. En la UE hay 870.000 divorcios por año donde la quinta parte son de extranjeros y por ello están tratando de crear una legislación internacional que lo regule.
La tendencia hoy es mudarse a Gran Bretaña, los profesionales ricos emigrados políticos llegados de la ex URSS lo hacen para evitar ser confiscados sus activos por el Kremlin.
La Corte inglesa de Apelaciones determinará el destino de la fortuna del financista offshore John Charman donde su esposa tendrá derecho en parte de los activos en manos de un fondo en las Bahamas.
Un hombre rico deberá escoger esposa en un país con divorcio algo generoso como Suecia o Francia y casarse allí, haciendo un acuerdo prenupcial y luego para el caso de divorcio, la esposa si quiere mudarse a Inglaterra o EE.UU; para los maridos es conveniente quedarse en Europa según los datos de un estudio publicado en The Economist de Londres.
Para las parejas típicas fuera del alto perfil de mucho dinero en juego, la forma de cómo viven puede determinar la duración de la felicidad de su matrimonio, pero dónde viven será probablemente cómo termine.
e1000io

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